Ladelponcho Verde's... Daily Tales
miércoles, 20 de febrero de 2013
De mudanza
Ya de vuelta por tierras californianas después de unas semanas muy intensas en Europa. Y ahora que queda tan poco para que llegue una nueva estación, es un momento idóneo para los cambios. La ropa de invierno por algo más ligero, de los colores más apagados a las tonalidades más alegres de la paleta, cambio de las flores de los jarrones de casa (¡adoro las margaritas en primavera!), y todo lo que se os ocurra que pueda daros la sensación de empezar de nuevo y con más ganas.
Y como este blog no podía ser menos, también empieza de nuevo, con imagen renovada y nueva dirección, pero con el mismo espíritu. Y es que a partir de ahora podréis seguir las Daily Tales en la edición digital del Diario Vasco. Una nueva etapa que empieza cargada de ilusión y con la esperanza de que sigáis leyendo con gusto mis historias y reflexiones.
Ya está publicada la primera entrada, que pretende ser algo así como un '¡¿Qué pasó?!' para quienes ya leéis el blog, y un '¡Bienvenidos!' para los que se incorporan.
Este es el enlace: http://blogs.diariovasco.com/poncho-verde/2013/02/21/ya-es-primavera-en-palo-alto/
Como siempre, muchas gracias por las lecturas, y os espero en mi 'primavera' particular.
Cheers!
lunes, 28 de enero de 2013
Cerrado por 'tradiciones'
Os he tenido muy abandonados esta semana, pero ha sido por razones de peso. Concretamente, un largo viaje a tierras vascas y una todavía más larga celebración de nuestra fiesta mayor. Luego llegó el momento (inevitable) del bajón. Porque semejante excitación no puede prolongarse por más de unos pocos días. Y no dió paso a la normalidad sino al agotamiento.
Hay gente a la que no le afecta en absoluto esto del jet lag. Afortunados ellos. A las personas como yo, no sólo nos afecta. Nos desestabiliza tanto que no sabemos ni quiénes somos, dónde estamos, a dónde vamos... Yo necesito orden y concierto, y el cambio horario es como una sesión de jazz free.
El clima tampoco está siendo de gran ayuda. Porque cuando lo único qe te apetece es tumbarte en la cama con una mantita y dormir durante horas, y miras por la ventana y ves cómo pasan vacas volando y el cielo está más negro que el de Mordor, da pereza.
Pero ya está bien de quejarse, diréis. Y tenéis razón. Los reencuentros han sido estupendos, como tienen que ser: como si te hubieras visto el día anterior. Como si nada hubiera cambiado. Y eso, unido a esos tambores y barriles que iban sonando por las calles de la ciudad, y a los buenos caldos de la tierra... pues difícilmente mejorable. Sólo la falta del Científico -que ha tenido que quedarse cuidando de las células- está empañanado esta vuelta maravillosa.
Por cierto, con respecto al tema de la Tanborrada (con 'n', porque lo escribo en euskera) -una fiesta tan nuestra que a veces es complicado que quien no sea donostiarra la pueda entender-, hay una persona que escribe rematadamente bien y que ha tratado de acercar a los no iniciados la emoción que puede llegar a transmitirnos. Es la Artista, y nadie mejor que ella para explicarlo, aquí.
Os recomiendo encarecidamente que leáis su texto y, junto con la recomendación, aprovecho para deciros que seguiremos cerrados por vacaciones durante unos días, porque las Daily Tales no funcionan igual fuera de contexto. Además, siguiendo con las tradiciones propias, ahora me toca salir a darle a la sartén en el día de los Caldereros, que vienen 'de la Hungría' y que cantan las más bellas canciones de nuestras fiestas. ¡Si es que no hay como irse fuera para enarmorarse de lo propio!
Pero a mediados de febrero volveremos con más fuerza (otra vez con jet lag, aunque esta vez de vuelta) y con nuevas historias que contar. Deseadme suerte en el control del aeropuerto, suerte para poder echar una cabezadita en el avión, para que las pelis sean buenas,... en fin, que habrá mucho que contar cuando vuelva.
Hasta entonces... ¡Intentemos ser felices!
viernes, 18 de enero de 2013
Rehabilitarse en las calles
El Dowtown Strets Team se creó en Palo Alto en 2005. Los responsables de la ciudad se dieron cuenta de que había una acumulación de basura en el centro y una gran población de personas sin hogar que solo pasaban el día en las calles. Así que desarrollaron un modelo de empleo para la gente sin hogar, basado en la limpieza de las calles. Desde entonces, el modelo ha crecido para generar nuevas tareas tales como el arreglo de parques y jardines o la limpieza de garajes de la ciudad, entre otros.
Cuando entran en el grupo, los participantes pueden hacer labores de voluntariado hasta veinte horas a la semana, y a cambio consiguen cupones que pueden utilizar para obtener comida, alojamiento, transporte y demás. Después de 30 días de prueba, las personas voluntarias pueden participar en un programa de inserción laboral que les ayudará en su búsqueda de un trabajo estable y remunerado.
Desde que el programa se puso en marcha, en 2005, más de 100 personas han encontrado trabajo y otras 100 tienen una residencia permanente. El Downtown Streets Team también ha ayudado a otras comunidades a implementar un modelo tan innovador como este: San José, Gilroy o Daytona Beach, entre otros.
Aquí os dejo las declaraciones de la dueña de mi librería favorita de Palo Alto (la de las lesbianas feministas), que parece estar de lo más contenta con el programa.
En estos meses, cuando veía a esas personas dándolo todo con la escoba y el recogedor, he tenido que escuchar cosas como que los voluntarios son asesinos, ladrones o drogadictos. ¿Y? ¿Algún problema? Como dirían Faemino y Cansado -y permitidme la frivolidad-: mejor estar aquí que delinquiendo.
miércoles, 16 de enero de 2013
Strangers in the night
A veces me pregunto por qué soy así. Por qué no sé parar cuando tengo delante a una persona muy peculiar, potencialmente peligrosa, que a los tres segundos de conocerme ya me cuenta su vida. Supongo que es por mi curiosidad insaciable, y porque siempre siento que sacaré algo de provecho -nada material, se entiende, sólo más conocimientos-. Y es que te lo ponen tan difícil... Esta tarde estaba en un bar tratando de escribir el post de hoy, cuando un tipo de mi edad se ha sentado cerca de mí. Lo sabía, lo notaba, así que he tratado de no levantar la cabeza del cuaderno. Pero me ha preguntado la hora y esa ha sido mi perdición. En cuanto le he respondido, ha llegado la pregunta habitual: "¿De dónde eres?". Sí, es cierto, se me nota mucho el acento, qué le voy a hacer. Sé que cuando doy esa información estoy perdida, porque eso va a llevar a un "¡Oh!" y luego a un "Me encanta España, me encanta el País Vasco, nunca he estado, ándale ándale", y de ahí a la imposibilidad de huir.
En el caso de hoy he sentido incluso miedo. Era un chico joven, de 27 años, que en el primer instante me ha informado de que provenía del Reino Unido pero había sido concebido in vitro y a los tres días de nacer lo habían traído a Estados Unidos con su nueva familia. Vale. Resulta que su familia es de todo menos modélica: su padre coleccionaba pornografía infantil, igual que su hermano, y su madre era una alcohólica. Bien. Él dice no parecerse en nada a sus familiares pero ha vivido un pasado enganchado a la cocaína, el cristal y la heroína. Eso sí, no bebe porque es malo para la salud. También ha estado casado con una mujer colombiana, y tiene cuatro hijos repartidos por los Estados Unidos, a los que no ve porque "ya sabes cómo son las mujeres". Pero ahora es muy feliz porque ha dejado las drogas y es abogado. Y como buen abogado que es, sabe a ciencia cierta "quién miente y quién no". Perfecto.
Obama no le gusta porque dice que 'nuestro' presidente "odia a las personas con discapacidad". Ojiplática. Que por eso votó a Romney, pero que en realidad no le interesa la política. Y que es posible que lo de la sanidad pública esté bien, pero que como él nunca se pone enfermo, no le importa. Lo que sí le importa -y mucho- son las mujeres: las mexicanas son maravillosas pero siempre tienen que estar con muchos hombres a la vez; las indias mienten y no te dicen que están casadas cuando tienen relaciones contigo; las rusas son increíbles porque parecen princesas de hielo... y así, hasta el infinito. ¿Qué por qué no me he levantado y le he tirado la copa de vino encima? Porque me interesa escuchar. O, si queréis, porque me va la marcha.
También se ha puesto profundo y me ha dicho qeu él es Batman y Obama es el malo de la peli, y su familia está confabulada con él. Eso, sin dejar de destacar que el hecho de que llevara un plumífero le hacía parecerse a Javier Bardem. Estaba muy contento porque ha conocido a una chica por internet que se iba de viaje, igual que yo -qué casualidad-, y siente que con ella va a tener una nueva oportunidad en la vida. Podéis pensar lo que queráis, pero yo me alegraré por él si la cosa les va bien. Es verdad que he ido mirando hacia atrás disimuladamente mientras volvía a casa, porque su obsesión con la necesidad de tener a Dios en nuestras vidas y erradicar el vicio me han dado mala espina. Pero no ha pasado nada, ni pasará. Es sólo gente que se encuentra sola en este país gigantesco con un individualismo inusitado. Y poder encontrarse con alguien que, aunque sea durante media hora, les escuche y trate de comprenderles, les hace la vida un poquito más fácil. ¿Y quién soy yo para negarles ese alivio?
martes, 15 de enero de 2013
El conquistador del lago
El Lago Tahoe tiene una población de 65.000 habitantes, pero cada año recibe la friolera de tres millones de visitantes. Todo tipo de deportes acuáticos en verano y esquí (y derivados) en invierno en un lugar en el que el sol brilla 274 días al año. E lago es tan gigantesco que -perdonad mi ignorancia- parece que estás viendo el mar. Su circunferencia total es de 72 millas (aproximadamente 116 kilómetros), y tiene unos 500 metros de profundidad. Por si no lo sabíais, 2/3 del lago están en California y un 1/3 pertenece al estado de Nevada (el de los casinos, sí).
Hace unos 10.000 años -que se dice pronto-, los indios Washoe fueron habitantes regulares del lago durante los veranos, porque encontraron en su belleza un valor espiritual (no me extraña). Ellos nombraron el lugar como 'Dao w a ga' (el borde del lago). Pero cuando llegaron los pioneros, con esto de que no eran muy buenos en la pronunciación, lo llamaban 'Da ow', y de ahí en un inesperado doble salto mortal, pasaron a llamarlo Tahoe. En 1945, Lake Tahoe pasó a ser el nombre oficial de esta maravilla de la naturaleza. ¡Qué dirían los primeros Washoe si se enteraran! Por cierto, que desde que en 1978 se fundara la Washoe Hunting and Fishing Commission, sus descendientes se encargan de regular la caza y la pesca y proteger los recursos naturales para conservar el hábitat natural de la zona.
A finales del siglo XIX, gracias a las nuevas infraestructuras de transporte, el Lago Tahoe se convirtió en un lugar popular para las vacaciones entre la población adinerada de San Francisco. En 1927 se abrió el primer casino de la zona, del que también fue dueño, en los años 60, Frank Sinatra. Por él pasaron habitualmente estrellas de la talla de (quería utilizar esta expresión) Dean Martin, Sammy Davis Jr. o Marilyn Monroe.
Pero vamos a lo nuestro. Nunca olvidaré el momento en el que iba en el coche entre montañas nevadas y, de repente, apareció ante mis ojos. ¡Fue mágico! Mira que yo no soy de las que se emocionan demasiado con los paisajes naturales, pero Lake Tahoe es algo grandioso. Igual que grandiosa fue la sensación térmica al saltar del vehículo (era un 4x4). ¿Muchísimo frío? No, lo siguiente. Fotos en una playa helada, en la que ni siquiera se podía coger algo de arena, y vuelta al coche; caminata con la nieve impoluta cubriéndome las rodillas y corriendo al coche; cualquier otra actividad y pitando al coche. En un alarde de romanticismo y dada la belleza del paisaje, decidí fumarme un cigarrillo y se me congeló. Tuvimos que amputarlo.
Y a la mañana siguiente... la gran noticia: -25 grados centígrados. lo nunca visto (por mí).Y durante la noche había llegado a pasar de los -30, pero por supuesto, incluso los moteles modestos están preparados para el frío, así que no lo noté. Primero me hice la valiente: "Va, cuando pasas de -10 ya ni se nota la diferencia... sólo siento un poco de frío en los pies..." A los dos minutos, estaba a punto de echarme a llorar. ¡Pero cómo puede hacer tanto frío! ¡¿Por qué?! ¡¿Para qué?! La suerte fue que no hacía viento y lucía el sol, porque si no ya me veía volviendo a casa cual Juanito Oyarzabal (pobre Juanito, cuánto me da de sí). Me dolían los ojos, la cabeza, hasta las fosas nasales, con un dolor tan agudo que creía que se iban a explotar los capilares. Desagradable, ya lo sé, pero cierto. De vez en cuando me miraba los dedos para comprobar que seguían teniendo su color habitual (más bien blanquecino). No es broma. Que yo me he tragado todas las ediciones del Conquistador del Aconcagua y sé dónde está el riesgo.
Pero sobreviví, y de hecho escribo estas líneas desde mi casita Palo Alto, con una temperatura de casi 80 grados (Farenheit, tranquilos). El calor empieza a ser insoportable, pero necesito volver a sentir lo que es sudar, después de mi experencia religiosa en el lago. Por cierto, que también fue muy místico el momento en el que una señora nos propuso sacarnos una foto con mi cámara frente a un marco incomparable (no pensarías que lo teníamos sólo en Donosti), y mientras trataba de enfocar se resbaló con la nieve y cayó al suelo cual saco de tubérculos. No le pasó nada. A la cámara, digo (vale, a la señora tampoco). Y en el documento gráfico salimos con los pies cortados, pero dadas las circunstancias es más que suficiente.
Maravilloso el Lake Tahoe. Pero la próxima vez, en verano.
lunes, 14 de enero de 2013
Wonderful Lake Tahoe
viernes, 11 de enero de 2013
Acoso vs. Derribo
Cada día, cuando cruzo University Avenue, intento esquivar a los promotores de Greenpeace que tienen las aceras dominadas. Suelo ir de incógnito con gorras, gafas de sol, pasamontañas,... incluso un día cogí a un señor que pasaba por ahí y me lo puse delante para que no me vieran. Lo de hacer como que hablas por el móvil no les afecta en absoluto porque, ¿quién no va hablando por teléfono en esta ciudad? He tratado, también, de mimetizarme con los arbustos vistiendo ropa de camuflaje y con algunas ojas pegadas al casco. Pero eso parece que les motiva todavía más, por lo del amor a la naturaleza.
Tengo que aclarar que no tengo nada en contra de los chavales que me acosan en sí, pero sí contra los métodos que utilizan. Y sé que probablemente les habrán 'entrenado' para agobiar al personal, y que sus ingresos dependerán de la cantidad de miembros que capten para su entidad. Pero a mí no me cuadra que la gente se sienta atraída por la causa con preguntas del tipo: ¿Tienes ganas de salvar el mundo esta mañana? o ¿Estás segura de que quieres seguir caminando y no contribuir a la pervivencia de nuestro planeta? Y esos saludos desde tan lejos, gritándote incluso cuando estás al otro lado de la carretera.
¡¡Buenos días!!, ¡¿Cómo estás hoy?!, ¡No te escapes, que te veo!, ¡¡Muchas gracias por (no) atenderme!!, ¡¡¡¡Disfruta de tu día!!!
Si algún día decido pararme será para decirles que sí a lo que sea que me propongan, pero a condición de que me pongan una chapa o una pegatina acreditativa en la solapa para que, POR FAVOR, no me acosen nunca más. Sí, como véis, mi donación será por motivos muy ligados al medio ambiente.
La otra cara de la moneda de la gente que pide por la calle (porque, no nos engañemos, lo que hacen los de Greenpeace o cualquier otra ONG que contrata a promotores a pie de calle, es pedir), decía que, la otra cara de la moneda son los mendigos. Desde que vivo aquí, diría que nunca me han incomodado al pedirme alguna ayuda. Se la das o no se la das, pero no te agobian para que lo hagas. Y entre todos ellos, algunos han ideado fórmulas cuanto menos ingeniosas. Hay un hombre en la entrada de Stanford que porta un cartel en el que pone: "Mi mujer y mis hijos han sido raptados por unos Ninjas. Necesito dinero para clases de karate". El tipo lleva su cartel orgulloso y sonriente, mientras da vueltas por las inmediaciones de la universidad, esperando que la gente baje las ventanillas de sus vehículos para darle algo de cambio. Hasta que llega el Sheriff de Stanford y le ordena que salga del campus.
En San Francisco, a la entrada del nada recomendable (bajo mi punto de vista) recinto (super) turístico Fisherman's Wharf, hay un hombre de mediana edad sentado en un banco con un cartel delante que reza algo así como "Para qué engañar. Me gastaré el dinero en tomarme una cerveza". La imaginación al poder. Ganarse a los viandantes con humor y apelando a la empatía. Efectivamente, la estrategia es discutible y puede haber incluso quien se sienta ofendido. No voy a entrar en eso. ¿Pero no es más limpio hacerlo así? Sin agresión, sin acoso. Quizá con una intención de derribo, pero derribo de nuestra indiferencia.
No soy una experta en marketing (no estoy hecha para vender motos), pero recomendaría, con mucha humildad, que quienes pretenden involucrarnos en asuntos de interés social lo hagan con delicadeza y respeto. Tratándonos como personas adultas con criterio. Y sin gritar, por el amor de Dios.
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