lunes, 28 de enero de 2013

Cerrado por 'tradiciones'



Os he tenido muy abandonados esta semana, pero ha sido por razones de peso. Concretamente, un largo viaje a tierras vascas y una todavía más larga celebración de nuestra fiesta mayor. Luego llegó el momento (inevitable) del bajón. Porque semejante excitación no puede prolongarse por más de unos pocos días. Y no dió paso a la normalidad sino al agotamiento.


Hay gente a la que no le afecta en absoluto esto del jet lag. Afortunados ellos. A las personas como yo, no sólo nos afecta. Nos desestabiliza tanto que no sabemos ni quiénes somos, dónde estamos, a dónde vamos... Yo necesito orden y concierto, y el cambio horario es como una sesión de jazz free.


El clima tampoco está siendo de gran ayuda. Porque cuando lo único qe te apetece es tumbarte en la cama con una mantita y dormir durante horas, y miras por la ventana y ves cómo pasan vacas volando y el cielo está más negro que el de Mordor, da pereza.


Pero ya está bien de quejarse, diréis. Y tenéis razón. Los reencuentros han sido estupendos, como tienen que ser: como si te hubieras visto el día anterior. Como si nada hubiera cambiado. Y eso, unido a esos tambores y barriles que iban sonando por las calles de la ciudad, y a los buenos caldos de la tierra... pues difícilmente mejorable. Sólo la falta del Científico -que ha tenido que quedarse cuidando de las células- está empañanado esta vuelta maravillosa.


Por cierto, con respecto al tema de la Tanborrada (con 'n', porque lo escribo en euskera) -una fiesta tan nuestra que a veces es complicado que quien no sea donostiarra la pueda entender-, hay una persona que escribe rematadamente bien y que ha tratado de acercar a los no iniciados la emoción que puede llegar a transmitirnos. Es la Artista, y nadie mejor que ella para explicarlo, aquí.


Os recomiendo encarecidamente que leáis su texto y, junto con la recomendación, aprovecho para deciros que seguiremos cerrados por vacaciones durante unos días, porque las Daily Tales no funcionan igual fuera de contexto. Además, siguiendo con las tradiciones propias, ahora me toca salir a darle a la sartén en el día de los Caldereros, que vienen 'de la Hungría' y que cantan las más bellas canciones de nuestras fiestas. ¡Si es que no hay como irse fuera para enarmorarse de lo propio!


Pero a mediados de febrero volveremos con más fuerza (otra vez con jet lag, aunque esta vez de vuelta) y con nuevas historias que contar. Deseadme suerte en el control del aeropuerto, suerte para poder echar una cabezadita en el avión, para que las pelis sean buenas,... en fin, que habrá mucho que contar cuando vuelva. 


Hasta entonces... ¡Intentemos ser felices! 


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