lunes, 24 de septiembre de 2012

Siempre es Navidad en Palo Alto



Antes vivía en la costa y ahora me he mudado a un oasis.

Los árboles de la avenida principal están iluminados durante todo el año.


 
Si tengo que ser sincera, he sufrido un bloqueo cuando me he puesto a escribir este post sobre Palo Alto, el oasis de la felicidad. Así que he estado buscando información y me he topado con un reportaje que publicó El País en septiembre de 2011, que llevaba por título Aquí sí hay brotes verdes y que entrevistaba a varios 'españoles en Palo Alto'. Lo leí mucho antes de saber que vendría a vivir a esta ciudad, y al releerlo ahora no puedo más que esbozar una sonrisa. La frase que mejor resume el espíritu del reportaje es que este es "un sitio donde la gente sonríe, devora comida orgánica, recicla, se levanta a las 5.30 para correr, gana dinero, paga nueve dólares por un paquete de café y usa la bici, tiene además una relación sana con el fracaso". Creo que se ajusta muy bien a la realidad de una parte de la población de Palo Alto (una gran parte, si queréis), pero qué pasa con las personas que no trabajan en Google o en Facebook, o que no tienen un garaje en el que montar una empresa de teconología y hacerse millonarios cuando la vendan al año siguiente?
 
 

En Palo Alto la felicidad está por todas partes.


Vamos por partes. Que la gente sonríe es cierto. Y no sólo eso, también te saludan. Como si estuvieras paseando por el monte. Probablemente se deba a que en muchas calles no hay practicamente nadie, así que ver otro ser humano les hace ilusión. Y te miran mientras te acercas, y tú les observas con incomodidad, y cuando pasas por su lado y estás a punto de lanzarles el típico ¡y tú qué miras, cara huevo!, te sorprenden con un sonriente "Good morning!". Eso sí, creo que entre ser feliz y sonreir a personas extrañas por la calle puede haber un abismo, así que sus caritas sonrientes no tienen por qué responder a nada más que al enorme valor que le dan a ser amables. Es incluso una importante estrategia de marketing. Y tengo la sensación de que si un día me marease en mitad de la calle y necesitase ayuda, la mayoría de esas sonrisas se desvanecerían.
 
 
A la comida orgánica ya me referí en un post anterior, y lo mismo ocurre con el reciclaje y con el tema de la bicicleta. Tienen ese tema muy bien aprendido, y no puedo criticar de ninguna manera un modo de vida que se basa en la sostenibilidad, la ecología, la alimentación saludable... lo que sí me atrevo a decir es que hay una parte de pose en todo ello, una especie de esnobismo que hace que personas que viven en esta ciudad tengan orgasmos cuando se gastan 70 dólares en una esterilla para hacer yoga. Porque no mucha gente puede seguir este estilo de vida tan sostenible pero tan fundamentado en el consumismo más atroz. Por supuesto, estoy de acuerdo con que ganan dinero. Si no, no podrían pagar el paquete de café de nueve dólares. El problema es que en la ciudad también viven otras personas que, con salarios que en España se consideran medios o altos, aquí no pueden pasar el mes sin penurias económicas. En Palo Alto, donde todo el mundo sonríe y es feliz, apartamentos de 20 metros cuadrados no bajan de los 1.800 dólares mensuales. Los supermercados de la ciudad, pensados para esa población que se alimenta a base de comida orgánica y que "gana dinero", tienen precios que el ciudadano medio no puede pagar. Y la carta de vinos de los montones de restaurantes y bares es apta sólo para carteras muy holgadas.   
 


Cola para comprar el iPhone 5 en University Avenue. Y ni siquiera regalaban una camiseta.
 
 
Estoy de acuerdo con que hay muchos jóvenes emprendedores. Es obvio. Y esa ilusión se nota en el ambiente, pero también se siente la competitividad, la falta de relaciones personales, el automatismo de muchos habitantes. Me comentaba un chaval de primer año de carrera que aquí ya nadie se divierte, porque tener ideas para poder venderlas se ha convertido en una obsesión. Retirarse a los 30 habiendo vendido tu empresa a un supergigante. Puedo estar equivocada, pero yo no le veo la ilusión por ninguna parte. No creo que esa fuera la idea de Hewlett y Packard cuando compraron su garaje, ahora símbolo de esta ciudad. ¿No son los mismos tiburones, vestidos de manera informal y con oficinas informales?  
 
 


Uno de los habitantes invisibles de Palo alto.
 
 
 
Esta es una ciudad pequeña, de provincias, con un espíritu especial que han propiciado la Universidad de Stanford y el desarrollo de las empresas teconológicas del entorno. También es un lugar con un clima fantástico, con montones de zonas verdes y muy cercano a los puntos de mayor interés del norte de California. Pero no es una ciudad de cuento. También hay miseria. Los dos mundos confluyen cada día en unas pocas calles pero no se tocan. Y en esos momentos, cuando ves pasar dos Porsches delante de una mujer que no tiene ni para comprarse un par de zapatos, te enfadas y te horrorizas y te entran ganas de llorar y de gritar. Y asumes que lo del oasis de la felicidad no son más que pamplinas. 

4 comentarios:

  1. Kaixo guapa! Aunque no comente leo todos los días el blog y me encanta. En con el post de ayer de "Welcome to Stanford II" me reí un montón. El de hoy también muy interesante. Tienes razón con los "invisibles" parece que lo son realmente ya que en el artículo de El País ni se mencionan... Mucho más completa tu visión.
    Muxus grandes

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  2. A medida que leo, a diario y religiosamente, este blog empiezo a tener más apetito (como si de comida se tratara) de Palo Alto. Ane, ¡me has despertado la curiosidad! Esas calles (muchas) que están prácticamente vacías: ¿pero dónde se mete la gente? Porque el clima es bueno ¿no? ¿y las criaturas? ¿hay parques en Palo Alto? ¿O están todas en los garajes?

    Por cierto, hablando de las personas sin hogar, se ha abierto la inscripción para participar en el estudio que se hizo el año pasado en Donostia. Este año se hará a la vez en las tres capitales: un recuento, en una noche concreta, de todas las personas que duermen en calle. ¡Te echaremos de menos! Hablando de los "invisibles"... ¿es posible darles la palabra? ¿podrías hablar con alguno? [Un abrazo enorme]

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    Respuestas

    1. El clima es muy bueno, sí, pero la gente trabaja mucho. Además, es la típica ciudad americana con una avenida principal y algo de actividad en las calles anexas, pero con el resto de espacio pensado como residencial. casitas de dos plantas, arbolitos, parques,... pero al no haber locales comerciales las calles están practicamente vacías. Tiene su parte buena, porque se respira tranquilidad y a dos pasos tienes el centro, con todo el barullo.

      Con respecto a los 'invisibles', por supuesto, es uno de mis principales objetivos darles voz, pero es complicado porque la mayoría tienen importantes problemas psicológicos. De todas maneras, en ello estoy. Poco a poco.

      ¡Mucha suerte con el estudio de las personas sin hogar! Me da mucha pena no poder estar, ya lo sabes. fue una experiencia muy interesante. Muxus

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  3. Preciosa:

    Me encanta la idea de ir conociendo cada día un pedacito de Palo Alto a través de tus ojos. Y aunque se podría decir que acabas de empezar, a mí esta historia ya me está enganchando.
    ¡Sigue así!
    Un abrazo

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