miércoles, 19 de septiembre de 2012

Una charla en el Bean Scene

 
(Hechos acaecidos antes de que Clint Eastwood hablase con una silla vacía. Por si alguien echa de menos las alusiones al tema.)
 
 
 
Esta mañana he estado hablando con John mientras tomaba un café. John es un hombre jubilado que ha dedicado su vida a diseñar chips. Él ha visto la evolución de esta zona, conocida como Silicon Valley, en la que ya no se produce silicio. "Todo viene de Asia". Este es un lugar en el que las charlas intrascendentales son una constante, pero donde hablar claro resulta muy complicado. Así que ahí lo tenía, sentado a mi lado sorbiendo un capuccino y con ganas de conversar; he cerrado el ordenador y he aprovechado el momento.
 
¿Por qué van las cosas como van en este país? "Aquí la gente no sabe nada, porque no quiere saber. Mira por ejemplo este cacharro -me muestra su iPhone-. ¿Cómo puedes sacarle la batería? Hemos llegado a un punto en el que el consumidor no tiene la más mínima idea del funcionamiento del producto que compra. Nos venden tecnología y asumimos que sólo quien nos la vende sabe cómo funciona. Hemos perdido absolutamente el control. Consumimos y basta". Le comento que la realidad de este país no deja de sorprenderme. John es un hombre cálido y educado, con una mente clara. Me hace sentir que mis preguntas, aunque a veces demasiado directas, no son impertinentes. Así que me lanzo con el tema que más me preocupa. ¿Por qué tanta gente sin hogar? ¿Y por qué el resto de personas actuan como si no los vieran? "Porque no los ven. Cada uno crea la realidad que le resulta más cómoda y observa el mundo desde su perspectiva". ¿Pero no hay un sistema de servicios sociales que proteja a estas personas? "No hay nada bien organizado. Digamos que hay asociaciones, iglesias, centros que los ayudan. Pero no un estamento oficial que se encargue de ello como debería". Con el nivel de apasionamiento que me permite un idioma que no es el mío, le digo a John que, teniendo en cuenta las dificultades para acceder a la sanidad en Estados Unidos, cualquier persona de la clase media o trabajadora que sufra una enfermedad y necesite un tratamiento costoso puede verse en la calle de un día para otro. Podrías ser tú mismo, o tus hijos, o tus padres. Una ligera sonrisa asoma bajo su bigote canoso. "Efectivamente. La gente sabe que mañana podrían ser ellos los que estuvieran en esa misma situación. ¿Y qué van a hacer? ¿Sufrir por ello? Es mejor ignorarrlo, pretender que no existe". Pero si pretendes que las cosas no existen, entonces es imposible cambiarlas. "Así es. Nunca vas a poder cambiarlas".
 
 
John está muy decepcionado con los partidos políticos. No se identifica con demócratas ni con republicanos, y dice que es de los que votan en función del programa que presenten. Me confiesa -parece a todas luces una confesión- que votó a Obama en las pasadas elecciones. "Voté por él y me equivoqué". Mis ojos se abren en una interrogación. "Creí en él pero no ha cumplido nada de lo que dijo". Le digo que quizá se vió superado por los acontecimientos en el terreno económico, y que su voluntad de hacer las cosas bien no conllevaba tener la capacidad, o el poder, para hacerlas. John está de acuerdo, pero no tiene intención de votarle esta vez. "Lo que un partido que está en el gobierno necesita es un plan". ¿Y Romney y Ryan lo tienen? "Parece que sí". ¿Pero qué pasa si su plan es negativo para la población que más lo necesita? "Si tienes un plan, una vez empezado puedes ir adaptándolo a las diferentes necesidades. Si no lo tienes, no hay por dónde empezar".
 
 
Dado que lo dos sabemos que no nos pondremos de acuerdo en ese tema, cambiamos de tercio y pasamos un rato charlando sobre España, sobre Euskadi, la Guerra Civil y otros asuntos. Cuando John se levanta y me saluda con un apretón de manos, me advierte de una última cosa: "Y sobre todo no hagas caso de los medios de comunicación de este país. Lo único que hacen es ofrecer una visión distorsionada de la realidad. Nunca pierdas tu criterio y, por favor, que esos estúpidos programas que ponen en televisión no te laven el cerebro".  


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