jueves, 27 de septiembre de 2012

Una de muebles suecos

Hoy tenía previsto publicar un post impactante, grandioso, emotivo (vale, me estoy pasando), pero he tenido un problema logístico y no me ha sido posible hacerlo. ¿Otra vez? Pues sí, señoras y señores, pero esta vez os debo una explicación, y como alcalde vuestro que soy esa explicación os la voy a dar, porque os la debo. Ha sido todo culpa de Ikea. Como casi siempre. Pensaba terminar antes, pero la mesa Bjursta me ha dado más problemas de los que hubiera imaginado. ¿Y quién no ha comprado alguna vez muebles en Ikea? ¿Y quién no ha pensado, una vez en casa, que con lo que le estaba costando montarlos debería haber cobrado en lugar de pagar por ellos? Yo soy una de las afectadas por el síndrome del montador de muebles aficionado.
Parece una gominola en mi mano, pero de hecho es mi mano.
Con Ikea hasta las lesiones parecen de diseño sueco.
Antes de venir a Palo Alto ya había tenido la oportunidad de vérmelas con los muebles suecos. Pero, ilusa de mí, creí que ya lo sabía todo por montar un par de mesas Lack efecto abedul. Aquí he aprendido lo que es la vida. He conocido los cajones con raíles y las camas con cajoneras. Ha sido duro, pero nunca he desistido. Ni siquiera cuando las lesiones Made in Sweden han tratado de aguarme la fiesta. Soy de la tierra de los presentadores de Bricomanía, y nosotros hacemos que todo parezca fácil, que parezca sencillo. Nunca nos rendimos.  




Información en la puerta de Ikea en East Palo Alto. Para que quede claro.
Ikea es difícil para todos nosotros, eso lo sabemos. Desde meter los palitos de madera en esos agujeritos minúsculos y que todos queden a la misma altura, hasta terminarse el plato de albóndigas suecas con esa salsa marrón de sabor indeterminado. Pero por aquí es todavía más difícil, porque para acceder al establecimiento hay que desplazarse a East Palo Alto, que aunque comparta nombre con el oasis de la felicidad, poco más tiene en común con nuestro hogar. En 1992, la tasa de homicidios en la ciudad fue de 172 por cada 100.000 habitantes. Con la llegada de trabajadores de las empresas de Silicon Valley la delicuencia está disminuyendo, pero sigue siendo un lugar peligroso y con escasos recursos, especialmente si lo comparamos con su vecina Palo Alto. Pasar por algunas calles y esperar al autobús en East Palo Alto cuando ya ha anochecido asusta y descoloca.


Una vez conseguido el reto de llevar a casa todas las cosas pequeñas, en bolsas, en mochilas -como sea, porque aquí sólo envian objetos grandes dado que lo demás "se pierde"-, toca esperar a la empresa de transportes. La emoción me embarga cuando aparcan su camión delante de casa y me saludan con la mano, encantadores. Por fin tendré una cama en la que dormir, una mesa en la que comer. Y en lo que tardan en subir todos los pesados muebles por la estrecha escalera aprendes cosas interesantes. Como por ejemplo, que estos chavales, los repartidores, trabajan para una subcontrata de Ikea que no les da libre ni un día a la semana. Que se levantan para trabajar a las cinco de la mañana y siguen descargando muebles a las seis de la tarde, y quizá durante varias horas más, dependiendo de los pedidos del día. También te dicen que si a alguno se le ocurre pedir un día libre para descansar le indican dónde está la puerta. Y por supuesto, constatas que ninguno de ellos es blanco ni vive en Palo Alto.



Todavía me quedan varios muebles por montar para dejar este piso habitable. Y quién sabe, con lo que me gusta esto quizá me pida algunos más para los ratos muertos. Disfrutad mucho del fin de semana y recordad que mientras tanto yo estaré dándole vueltas a esa inquietante y omnipresente manivela de metal made in Sweden hasta que el sol se ponga en el norte de California.




6 comentarios:

  1. Me he creado un correo gmail. Así te sigo y te escribo. Con la tecnología a Palo Alto! Besos al dúo

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  2. Uau! Eso del "Weapon freen environment" da bastante miedo...
    Muxus!

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    1. Y asusta todavia mas ver que justo delante de la puerta del Ikea hay un 'mortuary'...

      Mil muxus!

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  3. I'm guessing that you managed putting up the rest of your furniture then?

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  4. Almost... as soon as we finish, opening party with hot dogs!

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