lunes, 29 de octubre de 2012

Dependiente 'Superstar'

 
 
No me resisto. Sé que este no es mi refugio para poner a parir a la gente escudada en el 'encanto' que da lo del blog. Lo sé. Pero me supera. Y como hace unos días hablé de algunas cosas bonitas (aunque también acabé criticando, I know), hoy me permito utilizar este espacio para poner a parir a los/las dependientes/as de las tiendas de ropa de por aquí.
 
 
Estoy en San Francisco, tomándome una cervecita (Modelo Especial por $3, Happy Hour) mientras hago tiempo para la hora del tren de regreso a casa. He venido esta mañana con un objetivo muy claro: abrigarme. Empieza el frío y con eso del tope de kilos de equipaje no pude traerme ropa de invierno, así que había que comprar algo, y por supuesto no en Palo Alto. He venido decidida a llevarme todo lo necesario para los próximos meses por un precio razonable.  
 
 
Y sí, he comprado, y llevo una bolsa gigante y todo eso. Estoy contenta. ¿Pero la felicidad de haber encontrado lo que buscaba compensa el aguante que hay que tener para no saltar por encima del mostrador y agarrar del cuello al dependiente/a de turno?
 
 
Hay una pregunta que solía venirme a la mente cuando iba de tiendas en Donosti, en Barcelona, en Madrid... ¿Por qué los dependientes/as de algunas tiendas te miran por encima del hombro? ¿Por qué parece que flotan y se rien a carcajadas con el resto de dependientes/as y cuando se dirigen a ti ponen cara de perro? Supongo que su familia ya se lo habrá dicho, pero me permito recordarles que la tienda NO es suya, que son simples empleados a los que pueden despedir cuando les salga del mismísimo. Y entonces podrán trabajar en un Starbucks, por ejemplo. ¿También me mirarás entonces con desdén porque tú, y sólo tú, sabes lo que lleva el Long Moka Latte?
 
 
Ya os comenté que los pasos en la tiendas suelen ser los siguientes: ¿Has encontrado todo sin problema? ¿Qué tal tu día? ¿Necesitas una bolsa? Y yo lo aguanto. Pero si me lo dicen con cariño. Si vas a soltarme todo eso como si fueras Ethan Hawke en Reality Bites, AHÓRRATELO. Dime cuánto es y punto pelota.
 
 
Y luego están los que te van cobrando y te dicen: "Este jersey es ideal, porque combina con todo. Puedes llevarlo con tonos pastel pero si le metes un negro te da un toque rock estupendo..." ¿Te he preguntado? ¿Acaso eres mi estilista? Mucho concursante frustrado de Project Runway.
 
 
Y yo me pregunto si cuesta tanto seguir siendo sencillo cuando entras a trabajar en una cadena de ropa cool. Me sorprende el efecto que puede tener en ti el sentirte parte de una empresa que imita a las grandes firmas de moda a precios muy razonables porque la mayor parte de su personal está en China trabajando como idem. Esa pose de Kurt Kobain seguro que cuesta mucho más que ser natural, agradable. Y desde luego no te da propinas.
 
 
¿Qué pasa, entonces? ¿Será que tienen premios al empleado más cool del mes? No al mejor, sino al más guay, al que más mole, al que más cara de disgusto ponga al cobrar y recitar sus frases aprendidas. Lamentablemente, voy a tener que volver a aguantarlo cuando toque comprar para la temporada de primavera-verano. Para entonces, espero haber perfeccionado mi cara de profundo asco cuando les digo que prefiero el recibo impreso que on line. Igual así hasta me gano una sonrisa.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario