Ayer tuve una conversación interesante, de esas en las que pretendes arreglar el mundo con un par de amigos. Sentados en el suelo de una plaza vacía, con unas botellas de vino y unas magdalenas, hablamos hasta las tantas sobre la preocupante situación que estamos viviendo. Es difícil ver desde lejos lo que pasa en tu tierra, lo que sufre tu gente. Por un lado estoy contenta de haber aprovechado la oportunidad de marcharme al extranjero y probar otra suerte, pero no puedo dejar de sentir que de alguna manera estoy siendo una 'traidora' por no estar allí, al pie del cañón, luchando por nuestros derechos. Cada mañana ojeo los periódicos y no doy crédito: las cargas policiales, el puro de Rajoy, las palabras de De Guindos sobre el posible final del Estado del Bienestar, la eliminación de los suplementos de las comunidades en El País,... Y desde aquí, como los demás, me cabreo. Y me cabreo sobre todo porque en Estados Unidos veo cada día en lo que podemos convertirnos si seguimos por el camino por el que nos están llevando.
Tengo 30 años, y pertenezco a la que los tertulianos suelen llamar 'la generación más preparada'. No estoy del todo de acuerdo con eso, pero sí es cierto que tenemos todas las carreras, grados, másteres, doctorados y diplomas habidos y por haber. Si eso es estar preparado, entonces lo estoy. Durante nuestra conversación, una amiga alemana decía que quizá uno de los problemas de nuestra generación en España es que no se fomentó la formación profesional y las personas con titulaciones universitarias se fueron multiplicando hasta generar una oferta mayor a la demanda real. Recuerdo que, al menos en mi entorno, desde que éramos niñas siempre tuvimos claro que iríamos a la universidad; si sacabas buenas notas, incluso notas mediocres, era el paso natural después del instituto. Nadie nos habló de otras opciones, y asumimos que quienes pasaban del instituto a FP simplemente no podían estudiar una carrera. Que una hija o un hijo tuviera estudios universitarios era una aspiración comprensible para una generación de padres y madres que sabían que cuanto mayor la formación, mejor sería el futuro para ellos. Nadie pensaba que eso podría cambiar.
Nos dijeron que nos comeríamos el mundo. Creímos que podríamos hacer grandes cosas y nos dedicamos a prepararnos para ello. Y ahora resulta que teníamos que haber estado cotizando en lugar de hacer prácticas sin cobrar. Nos decían que teníamos que marcharnos de casa, que teníamos que ser independientes, pero se fomentaban las ayudas para la compra de vivienda en lugar de crear estrategias que proporcioanaran alquileres accesibles para los que estaban empezando. Una gran parte de las personas inteligentes y 'preparadas' que conozco no trabaja en nada relacionado con su formación, o está en el único sitio en el que ha podido entrar, sin mayores aspiraciones que seguir sentándose en esa silla para pagar la hipoteca, el alquiler o un viaje al año. No es cuestión de hacerse la víctima, pero hay veces en las que te puede la rabia y sientes que te han vendido un sueño, una idea irreal de lo que sería tu vida.
El mundo está cambiando y parece que ya no nos necesitan. Más del 50% de la población joven en España está desempleada, y de la otra mitad la mayoría tienen trabajos precarios, sueldos muy bajos y puestos que están por debajo de su formación y sus capacidades. Se recorta lo poco que ya había en investigación y la gente de la ciencia tiene que marcharse a otros lugares en los que se valore el impacto de su trabajo a largo plazo. Resulta que ya nadie necesita a la generación más preparada. Pero tampoco sabemos hacer mucho más. Así que me planteo si tendremos que vernos condenados a ser los 'mártires' de esta sociedad que está muriendo para dejar paso a otros sistemas. Sea como sea, ahora es el momento de utilizar nuestra formación y nuestra cultura para hacer frente a quienes quieren destrozar ambas. Si quieren terminar con el Estado de Bienestar, hagamos al menos que les cueste sudor y lágrimas. Y hagámoslo con nuestras ideas y nuestras ilusiones. ¡Que se note todo lo que hemos estudiado!
Agree 100%. ¡Así se habla!
ResponderEliminarMuxus