miércoles, 31 de octubre de 2012

Haciendo amigos



¡Qué difícil es hacer amistades por aquí! Quiero decir, que sí, que son todos muy friendly, ya lo sabéis, pero pasar de eso es un suplicio. Pero no es que no quieran ser amigos nuestros (faltaría más). Es que, simplemente, no se lleva. Estamos en la tierra del 'dating' (que os sonará por montones de series y películas, y en lo que prometo profundizar en una próxima entrada). Aquí la vida va un poco como diría aquél: te quiero Andrés por el interés. Yo no me llamo Andrés (por el momento) y puedo estar orgullosa de haber encontrado gente fantástica (poca) con la que compartir el día a día en mi nuevo hogar. Pero no te lo pueden poner más difícil.
 
 
Hablaba hace unos días con una mujer americana sobre esta cuestión, y ella me lo confirmaba. "Aquí no salimos con amigos. Podemos quedar para tomar un café o unas copas, pero es algo puntual, es una cita". Y yo lo necesito. De todo los que me conocen es sabida mi afición por charlar (vale, hablar por los codos también vale), compartir momentos, reirme, ofuscarme, divagar... Aquí hablan basicamente del trabajo, o del partido de beisbol, pero muy poco -si no nada- de sí mismos. Eso no es friendly. Y me remite directamente a películas como Happiness, American Beauty y tantas otras. Tantas cosas que esconder... tanto vivir de cara a la galería... eso nunca puede ser bueno.
 
 
Pero aquí somos unos bichos raros. Casi cada día en el mismo local, las mismas personas, riendo y hablando acaloradamente. Mis adoradas camareras orientales nos lo dicen, que somos sus clientes favoritos. Y no creo que sea sólo por el dinero que nos dejamos aquí. Diría que es la buena onda que transmitimos. Se nota que nos queremos, que nos gustamos, que estamos desarrollando una verdadera amistad, y eso no lo he viso practicamente nunca por estos lares.
 
 
He conocido infinidad de personas desde que estoy aquí. Nada comparable al resto de lugares en los que he vivido. Pero la cosa nunca prospera. Porque ellos lo viven así: hoy estamos bien, nos divertimos y mañana no nos acordaremos. ¿Será porque no soportan perder el control y no quieren tener cerca a nadie que pueda recordárselo? En fin, que por aquí habrá cosas geniales (que las hay) pero sobre la amistad, sinceramente, no pueden enseñarnos nada de nada. No en vano, en nuestro grupo hay sólo una norteamericana, y ella también está asustada con la superficialidad de las relaciones en la costa oeste. Una vez más, amigas y amigos, os echo muchísimo de menos, Aquí seríamos muy grandes.
 
 

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