lunes, 15 de octubre de 2012

Un día en el mercado



Una de las actividades que más estoy disfrutando de mi día a día en Palo Alto son las visitas al Farmer's Market, o mercado de agricultores, los fines de semana. Tanto sábados como domingos por la mañana, puedes encontrar mercados en las distintas ciudades de la Bahía. Más grandes o más pequeños, todos estos mercados se llenan de personas ávidas de encontrar los mejores productos locales y de temporada.
 
 

Aunque nunca he sido una aficionada a las compras de alimentación, es una verdadera gozada pasear por los diferentes puestos y disfrutar de todas las frutas, verduras, flores... aprender que cada producto tiene su época y que no es natural consumir los mismos alimentos durante todo el año, o que en cada país encontraremos frutas y verduras que a pesar de ser similares tendrán sus propias especificidades por las condiciones en las que hayan crecido. Y algo que me parece maravilloso es que todos los puestos tienen muestras de los alimentos que venden, y los paseantes podemos probar antes de comprar. Así que el paseo matutino se convierte un sano desayuno a base de granadas, fresas, rodajas de melocotón, de manzana... Y si el paseo se alarga y el hambre aprieta, hay caravanas con diferentes opciones de comida étnica a precios razonables.
 
 

 
 
Todos los productos que se venden en los mercados son orgánicos (es decir, que para su producción no se utilizan plaguicidas ni fertilizantes de síntesis química), aunque por el tamaño y el color de algunos alimentos una diría que les han echado de todo. Porque lo de las alcachofas del tamaño de una cabeza o los brócolis enanos no es normal. Y como dice el científico: "El tomate es rojo y punto pelota". Pero no, nada de transgénicos. El 6 de noviembre se votará en California la Proposición 37, también conocida como la iniciativa por el Derecho a Saber, que exige el etiquetado de los alimentos genéticamente modificados (OGM). Se trata de que los consumidores puedan tomar decisiones informadas sobre lo que compran y lo que comen. Si la medida es aprobada, será la primera ley que obligue al etiquetado en Estados Unidos. Y por supuesto, los agricultores que participan en los Farmer's Markets del estado trabajan  por el Sí de la ciudadanía.
 


Y hablando de votaciones, en los mercados, además de los puestos de venta, siempre encontramos dos puestecitos enfrentados (tanto ideológica como físicamente) que animan al público asistente a registrarse para votar en las próximas elecciones. He visto muchas consignas en los dos lados, pero la que más me sorprendió (y me dejó asustada) fue la que portaba un hombre en un cartel adornado con una especie de misil abortivo de cartón en la parte superior, que decía: "Obama asesina a mujeres y niñas". Y ahí estaba ese señor, tan ancho paseando de un lado al otro del mercado semejante atrocidad. Libertad de expresión, le llaman.
 

También hay músicos callejeros, payasos que crean artilugios asombrosos con unos simples globos de colores, y gente de muy diversa procedencia. Dependiendo del mercado al que vayas,el grueso de los visitantes es diferente. En Sunnyvale, por ejemplo, la mayoría eran familias indias, con las mujeres vestidas con sus preciosos saris de colores. En California Avenue, puedes ver a parejas de ancianos al lado de estudiantes de Stanford o parejas JASP de Google o Facebook con sus cochecitos de diseño y el modelo 'casual' de los domingos. Y en el centro de Palo Alto hay montones de gente cool. Hasta los granjeros que venden sus productos son jóvenes, guapos, alternativos, y venden  aguacates con un aire tan bohemio que parecen sacados del mismo Montmartre. Sí, aquí también hay tontería, como en casi todo en los tiempos que corren. Pero si lo olvidas y disfrutas de todos los olores y los colores, y te dejas sorprender con sabores que nunca antes habías conocido, con nuevas texturas... entonces seguro que pasarás una mañana de mercado de lo más agradable. Merece la pena.   
 

 
 
 

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