Hace varios días asistí a una charla que ofreció Fred Luskin, profesor de psicología positiva e inteligencia emocional en la Universidad de Stanford, sobre la felicidad. ¡Un tema apasionante! Será por eso que la sala estaba hasta los topes. Unas 300 personas esperaban ansiosas, lápiz y papel en mano, a que el Dr. Luskin les diera las claves para ser felices. ¿Pero hay recetas para eso? No lo creo. Y tampoco lo creía el profesor, que dio sólo algunas recomendaciones para poder vivir la vida de forma más positiva, o más bien recordatorios de las cosas más sencillas, las que todos sabemos pero se nos olvidan en la vorágine de nuestro día a día. Nada nuevo bajo el sol.
- No es importante poseer cosas. Bien, una reflexión que deberían hacerse muchos de los habitantes de Palo Alto, tan preocupados por conducir el mejor coche y llevar el traje mejor cortado. Si conduces un coche verde, disfrútalo, no desees el azul del vecino porque va a juego con tus ojos.
- Las relaciones son lo más importante. Rodéate de gente que te haga sentir bien, y manda lejos de tu vida a aquellos que la intoxican. Una vez más, una obviedad, pero difícil de hacer cuando nos pueden las presiones sociales, el qué dirán. Yo trato de seguir esta regla a rajatabla hace unos cuantos años, y los resultados son espectaculares. Y al que no le guste, que no mire.
- ¿Cómo hacer que nuestros hijos sean felices? No puede garantizarse, está claro, porque tienen su propia personalidad. Pero lo más importante es transmitirles los valores adecuados. Lo que vean en casa será lo que adptarán a su vida futura. Nuestras actitudes son fundamentales para su desarrollo social y emocional. Aquí se lleva lo de dar las gracias por los mejores momentos del día a la hora de la cena. Pero podemos adaptarlo y simplemente contarnos cómo nos ha ido la jornada y compartir nuestras preocupaciones con ellos, para que vean cuáles son las cosas a las que sus progenitores les dan más valor.
- ¿Cómo enfrentarse a los demás? ¿Desde el ellos o desde el nosotros? Por ejemplo, cuando entras en una sala con personas que no conoces, puedes tratar de verte con ellas como un nosotros en lugar de sentirte apartado y percibir una separación entre el yo y el ellos. Fue, a mi juicio, el punto más interesante y requeriría una explicación más extensa, pero será en otro momento, si gustáis.
El doctor Luskin nos propuso meditar y desearle lo mejor a las personas que más queremos. Yo tenía sueño y con lo de tener que cerrar los ojos me entró la modorra, pero he de admitir que fue fuerte sentir la energía de todo el auditorio transmitiendo buen rollo al mismo tiempo. Después, nos pidió que le contáramos a la persona que tuviéramos al lado lo que íbamos a hacer ese día para que alguien fuera un poco más feliz (os puede sonar a chiste, pero estas 'curiosidades' son habituales en las charlas que se dan por aquí). Mi compañero de asiento, al que no conocía absolutamente de nada, me dijo que iba a prepararle a sus suegra la cena de aquella noche. "Quizá no esté muy buena, pero voy a hacerla con cariño", añadió, un tanto avergonzado. Yo lo tuve que pensar unos segundos y le dije: Voy a sonreir a todas las personas que me encuentre por la calle. "Me encanta -respondió- , deberían pagarte por ello".
He de decir que me parece cuanto menos curioso que alguien se atreva a dar una charla sobre la felicidad y crea que con unos cuantos consejos mil veces repetidos vaya a cambiar en 60 minutos la vida de las personas que le escuchan. Porque no puede ser que batiendo un par de huevos, añadiendo clavo y canela y un poco de miel podamos conseguir una pasta mágica que nos haga felices. Pero hay que intentarlo. Sé que estamos a mitad de semana, que los que trabajáis estáis cansados y los que no, pues quizá todavía más; sé que parece que todo se va a pique, que tenemos una clase política que apesta, que hay sufrimiento por todas partes. Y pensamos: ¿por qué me ha tocado esto a mí? o ¿por qué no puedo conseguir aquello? La vida es muy difícil a veces, y a veces es una auténtica mierda. Pero seguro que tenemos cosas -aunque sean mínimas- que nos hagan sonreir y seguir adelante. Ya lo decía Serrat, y sin tanta parafernalia: "Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así; disfrutarlo o que pase de largo depende en parte de ti".
Be happy!
¡Gracias por recordar todo esto! :)
ResponderEliminarGracias a ti por todos tus comentarios, aquí y en el DV! Perdona que no te haya respondido antes, pero he tenido problemas 'técnicos' para verlos. Pero ahora sí, muy contenta de que te gusten mis historias.
ResponderEliminarUn abrazo!