miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ni burros ni bueyes, sólo pavo



Venía rumbo a mis soñadas mini vacaciones de Acción de Gracias cuando me he enterado de lo del burro y el buey. Ha sido un shock. De repente la historia cambia. El Belén de nuestro imaginario está equivocado y tenemos que seguir viviendo como si nada hubiera pasado. Pero pasa. Ahora va a resultar que el único personaje que de verdad estaba en el Nacimiento original era el Caganer. Un problema diplomático si tenemos en cuenta cómo están las cosas entre Cataluña y España en estos momentos. ¿Y qué va a pasar con todas las figuras de animales que las gente que se dedica a esto ya ha tallado? Lo digo absolutamente en serio. No teníamos bastante y un nuevo obstáculo para los pequeños empresarios. Yo propongo hacer Belenes sólo con animales, con los muchos que van a quedarse esperando en las estanterías. Porque la Historia nunca es una, depende siempre de quién la cuente.


Aunque lo que a mí realmente me preocupa es mi abuela. Porque ella ha puesto durante toda vida, con absoluta dignidad, un Belén en el que el Niño era diez veces más grande que los animales del pesebre. Imagino que por darle énfasis a la cuestión. ¿Y qué va a hacer ahora? La estampa ha perdido todo el espíritu vanguardista que tenía. No, no es un tema baladí. 


Pero dejando de lado el texto del prestigioso teólogo con zapatos de Prada, ya estamos en Paso Robles. Hemos venido a pasar este largo fin de semana un poco más al sur, donde tenemos muy buen tiempo, playas, montañas y viñedos. ¿Alguien da más? Ahora mismo os escribo desde el jardin de la casa en la que nos alojamos, viendo las estrellas, que aquí no están sólo en el cielo sino que bajan hasta el frente y dan muestra de que la Tierra es, en efecto, redonda. Una maravilla y a la vez un tema que siempre me ha resultado inquietante. Me refiero a las estrellas. Con sólo mirarlas durante unos segundos te sientes pequeña, una minúscula parte del vasto Universo. 


Eso sí, no creáis que todo es naturaleza y misticismo. Hemos traído un pavo. Y como en las películas, resulta que no tenemos suficiente tiempo para descongelarlo de aquí a mañana, así que ya nos veo con un soldador, y después con un extintor para poder salvar la casa. Y sí, como os dije, es muy probable que acabemos cenando en el Pizza Hut, felices como unas castañuelas. Yo voy a intentar meter la cabeza en el pavo porque me hace mucha gracia (¿y a quién no?), pero no prometo que pueda sacarla. Así que recordad mi cara, por si las moscas. Sé que estáis ansiosos por saber cómo acaba todo, así que don't worry, aunque mañana sea fiesta en 'nuestro' país, os haré una crónica detallada del día en el que la gente de por aquí se junta para agradecer lo que tienen y lo que son.  

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