Hoy el día prometía, pero se me ha torcido un poco. Así que no os escribo tan contenta como esperaba (lo digo por si podéis percibir alguna minúscula energía negativa a través de la red). ¿La buena noticia? Que voy a dar clases de español para las 'esposas' durante el invierno. Lo malo ha sido que -casualidades de la vida- la chica que tenía al lado quería hacer lo mismo. Pero ya lo hemos arreglado, más o menos. Ella dará las clases para principiantes y yo me dedicaré a las de nivel intermedio.
Según ella, va a tener que quedarse con todos los orientales -no le veo ningún problema, la verdad- y yo tendré a los europeos. Pero no las tengo todas conmigo. El hecho de empezar mi curso más tarde porque tengo que volver a casa en enero (temas del visado) puede hacer que la mayoría de la gente decida apuntarse al otro curso y me vea sola en mi clase, moqueando con alguna canción de Serrat.
Porque esa es mi idea: enseñarles canciones de artistas de 'la tierra' (no de Shakira, como me han propuesto en la reunión) y facilitarles la inmersión cuando vayan de vacaciones. Nada de gramática. Parto del ejemplo de mis clases de alemán, en las que sólo aprendo si el gato está encima o debajo de la mesa. ¿Y de qué me va a servir eso cuando termine el curso de tres meses? Lo que yo quiero es que sientan comodidad al visitar el país, y que puedan lanzarse a pedir una tortilla de patatas.
Me he sentado a reflexionar (y a tranquilizarme por la casualidad de haberme encontrado con una persona que quiere hacer exactamente lo mismo que yo) y creo que sé por dónde quiero ir. Basicamente es lo mismo, pero puedo enseñarles cosas algo más complejas, como coger un libro de la biblioteca (también les diré que el verbo 'coger' no tiene el mismo significado en España que en algunos países de Latinoamérica).
Estoy ilusionada, a pesar de todo. Creo que puede ser un gran aprendizaje para mí, además de una nueva experiencia y una responsabilidad más (por si no tenía suficientes). Nunca antes he sido profesora, pero tengo confianza en mi capacidad de transmitir. El objetivo número uno es hacer que las clases sean una diversión además de una buena forma de familiarizarse con el idioma y la(s) cultura(s). Y desde luego, pienso llevármelas de bares para practicar cómo pedir la comida o la bebida, y para poder usar el idioma en un contexto informal y más agradable. Y si hay alguna exposición o algún concierto ad hoc (pena que Bisbal estuvo en San Francisco hace un par de semanas), pues me las lllevaré tambien, si quieren.
Como todos los retos que me propongo, lo hago con ilusión y con un gran sentido de la responsabilidad. Es verdad, no me pagan. Pero tengo la sensación de que la experiencia va a compensar con creces todo el esfuerzo.
¡Deseadme suerte!
Animo! ya sabes que las cosas fáciles no aportan sabiduría!. Te veo, por fin, leyendo el Quijote!muxus
ResponderEliminarH de decir que me leí la versión para niños... o casi.
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