Esto de tener un cumpleaños que dure 33 horas es terrible. Y menos mal que no tengo a gente querida en Australia, porque a estas horas estaría destrozada. Más de lo que lo estoy ahora. Destrozada pero feliz. Las vacaciones de Acción de Gracias me han sentado de maravilla. Lo de pasar finales de noviembre en pantalón corto y chancletas, paseando por la playa, es una auténtica gozada. Y la celebración de mis 31 primaveras ha sido lo más. El sábado por la tarde, después de una mañana de hiking y playita, me esperaban al otro lado del teléfono los mejores amigos que una persona podría pedir, con una coreografía digna de Fama expresamente creada para felicitarme. ¡Y aquí ni siquiera era 25 de noviembre! Desde entonces, no han parado de sucederse los regalos y las felicitaciones. Y con lo emotiva que es una, pues con la lágrima cada dos por tres.
El paisaje es idílico, con montes, una pradera con ovejas (todas blancas excepto una; la clásica oveja negra, ya se sabe), y a lo lejos la playa. Y en el restaurante, músicos 'de verdad' tocando jazz al piano con un gusto exquisito. Una buena botella de vino tinto de la zona en las sillas del jardín y sientes que la vida es maravillosa por estos momentos de felicidad. Pero también estaba nerviosa, no creáis. Porque Mr. Eastwood suele ir de vez en cuando al restaurante a tocar el piano, y tenía la esperanza de que hoy fuera uno de esos días. A pesar de todo el tema de la silla vacía de Obama, es una de las personas que más respeto y admiro, y encontrarme con él sería grande. No soy muy mitómana, pero ya me estaba viendo delante de Harry el Sucio diciendo algo así como "Abb...ba...ba...hum...aaahh... yo...uhmmmmm...aaaahh". Lamentablemente, no he podido comprobar mi fluidez verbal. Pero se sentía su espíritu, su buen gusto, su sencillez (vale, en los precios no tanto). Me basta y me sobra para estar contenta.
Después de tantos días de celebración y algunos excesos, y antes de meterme de lleno en la Semana Detox (lo que en cristiano vendría a ser SÓLO sopitas de verduras), quería daros de nuevo las gracias (esto es un no parar), esta vez por lo cerca que os he sentido a pesar de estar físicamente tan lejos. En realidad lo de cumplir años lejos de los tuyos tiene su punto, porque emociona mucho más. Vuestros bailes estrambóticos, fotos con velas, la canción de mis niños favoritos... cumplir años así da gusto. Sólo pido que de aquí a que cumpla 32 las cosas sigan igual de bien para mí, y que vayan un poquito mejor para todos. Porque aunque te des un gustazo tomándote una copa de vino mientras ves la puesta de sol, nunca puedes olvidar todo lo que está pasando. Y entre otras cosas, que hoy, además de ser el día en que yo nací, también -y mucho más importante- es el Día Internacional contra la Violencia Machista, y que en lo que va de año, en España, llevamos la terrorífica cifra de 43 mujeres asesinadas.

Te falta todavía abrir otros regalos...esto es un no parar! re-zorionak!
ResponderEliminar